Para no procastinar sin morir en el intento

 

Management Tip

 

Para no procastinar sin morir en el intento

 

 

Todo el mundo se demora por posponer determinadas obligaciones, sobretodo si son tareas tediosas, o que agotan emocionalmente o que simplemente no nos entusiasman. A unos les ocurre más y a otros menos.

 

Sin embargo, los estudios demuestran que la procrastinación no es una falla moral o un signo de pereza en la persona, sino una especie de estrategia subconsciente para evitar emociones negativas o gastar energía en lo que nos parece retador.

 

A veces postergamos porque ciertos proyectos nos resultan ambiguos. Nos sentimos abrumados porque simplemente no estamos seguros de qué hacer o por dónde empezar y eso nos lleva a una especie de «parálisis» de tareas.

 

Esto no siempre es grave, pues depende del impacto que tal omisión provoca. Pero cuando somos complacientes, incurrimos en el autosabotaje que puede descarrilar planes y deseos importantes. 

 

¿Qué hacer si te sucede esto? Bien, pues no es magia pero hay cinco cosas que puedes hacer para superar esta frecuente tentación:

 

  • Clarifica el propósito. Puede que no tengas claro qué se busca realmente. En ocasiones asumimos que es algo más complejo, cuando en realidad es mucho más simple. Enfócate en asegurar los básicos y, una vez que los tengas, verás más claro si se requiere algo adicional o no. Enfocarnos en esto suele ayudarnos a despegar.
  • Ubica pasos concretos. Puede que no sea evidente cómo llegar al destino deseado, especialmente si estás emprendiendo algo que nunca has hecho antes. Es posible que pienses una lista de actividades pendientes, pero no estás seguro de cuáles son las más críticas o en qué orden realizarlas. Distingue qué pasos son indispensables, dales orden y ejecuta el primero. Te será útil hablar con colegas o amigos que hayan hecho algo similar en el pasado. 
  • Toma (pequeñas) accionesLos proyectos grandes son realizables cuando los dividimos en partes. Usa la técnica de los ‘baby steps‘, pues está probado que realizar una pequeña acción crea un impulso positivo que hace más fácil completar el resto de la tarea. Si deseas hacer ejercicio, comienza por ponerte los tenis. Haz solo esto y observa qué provoca esta simple acción. ¿Entiendes?
  • Provoca no dejarte opciones. La sola fuerza de voluntad no siempre es suficiente para dar el paso. Pagar la suscripción al gimnasio o la cita con un coach te facilitará su cumplimiento. Ponte mecanismos de responsabilidad para ti mismo, como programar una revisión semanal o consultar con tu superior o “colaborar” virtualmente con otras personas en un día determinado.
  • Limita las distracciones. Como seres humanos, nuestras mentes están programadas para buscar dosis de dopamina, incluida la «emoción». De ahí que leer y responder mensajes que llegan a nuestra bandeja de entrada o navegar por nuevas publicaciones en las redes sociales son un distractor frecuente. No te pelees con el cuerpo: no canceles toda distracción, solo redúcelas y no entres en dilemas morales de sentirte culpable.

 

Otros trucos: mantén tu teléfono en otra habitación, busca un espacio de trabajo con menos distractores usa una computadora que no esté conectada a Internet para avanzar en proyectos que requieran notas o escritura en profundidad.

 

Experimenta y ve qué funciona para ti. Estas sencillas estrategias puden convertirte no solo en un mejor hacedor, sino un mejor pensador a largo plazo.

 

 

Ángel Rivero, PhD

Consultor, Coach y Director general

angel@doxaconsultores.com.mx

 

 

 

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En colaboración con HBR.