Atrévete a ser vulnerable

Contrario a la creencia popular, los líderes duros, omnipotentes, de estilo autoritario y machista, no son los que mejor pueden guiar a sus países u organizaciones en tiempos difíciles e inciertos.

La investigación ha mostrado reiteradamente que el liderazgo duro e impersonal obtiene mucho menos de las otras personas. No motiva y, por el contrario, provoca desconfianza y desgasta.

Los líderes más eficaces son los que se asumen completamente humanos y están dispuestos a mostrar sus vulnerabilidades, los que pueden admitir ante sí mismos y ante los demás cuando se equivocan, e igual si saben o no saben y necesitan ayuda.

La vulnerabilidad es un atributo positivo de los equipos de trabajo mejor integrados y efectivos. Sus miembros viven en apertura, se conocen y aceptan sus limitaciones sin condiciones y se asumen como complementarios.

¿Cómo deberías adaptar tu estilo para ser un líder cada vez más efectivo, capaz de guiar en tiempos de incertidumbre y estresantes?

El viejo paradigma era que debíamos ser duros y mostrar templanza estóica, como si nada nos sacudiera al estar bajo presión o en una crisis. Ya no. Los líderes que se muestran vulnerables (aquellos que son conscientes de sus limitaciones, admiten sus errores y tienen la humildad para aprender y ajustar el rumbo) logran más.

Así que aprende a bajar la guardia. No finjas. Di a la gente la verdad, en lugar de lo que crees que quieren oír. Comparte qué información tienes, cuál no y qué necesitas. Sé honesto con los hechos, sin importar lo traumáticos que sean.

Confiesa tu temor o un error, ofrece una disculpa y enmiéndalo. Y pide ayuda cuando la necesites. Prueba alternativas que no habías pensado o que son nuevas. La flexibilidad, la apertura y la sensatez son signos de confianza, no de debilidad.

Ser líder no es ser un héroe, sino unir a un grupo de personas en un propósito común y lograr cosas colectivamente.