¿Es bueno discutir? ¿Se vale discrepar?

Management Tip

¿Es bueno discutir? ¿Se vale discrepar?

La mayoría crecimos con la frase «De futbol, política o religión, nunca entres en discusión» (o alguna variante parecida), de donde se desprende la idea que discutir es malo.

En casa nos aplacaban con tajantes «no discutas». En las escuelas había una sola verdad, una sola respuesta posible; había maestros que exigían que repitieras la frase exacta, tal y como el libro la consignaba y, si no la escribías así en el examen, la respuesta era incorrecta. 

Disentir era prohibido. Decir mi pensar de algo o del otro era peligroso; compartir mi sentir simplemente no existía. No eran reglas escritas, pero todos las respetábamos. 

Crecimos asumiendo que discutir es impropio y disentir incorrecto socialmente. Y éstas son dos de las creencias limitantes más arraigadas y dañinas, que importamos al mundo del trabajo, donde fueron reforzadas por el mismo sistema de autoridad: «el jefe tiene la razón», «calladito te ves más bonito». 

Pero en la realidad no hay temas tabú, solo así lo creemos. Y es que el problema no está en los temas, sino en cómo los interpretamos. Nos privaron de aprender a discutir y disentir positivamente; a sostener una postura con razones y no solo reaccionar por emociones; a estructurar y expresar ideas con claridad y sensatez, sin exaltarme al hablar ni al escuchar lo que el otro dice … aunque yo no esté de acuerdo con ello.

Discutir es natural en la vida, disentir es necesario para crecer y evolucionar, para cuestionar y retar el estatus quo, lo cual resulta indispensable en el entorno actual, donde constatamos una pluralidad de ideas y diversidad de comportamientos como nunca se había visto.

Discutir nos permite aclarar ideas, recibir otros puntos de vista, considerar perspectivas complementarias (no contrapuestas), compartir nuestras necesidades y acoger las de otros, llegar a acuerdos. Debatir nos da la posibilidad de cerrar brechas, conciliar posturas, reducir el rechazo, encontrar entendimiento y beneficio mutuos.

Para lograr esto, comparto aquí algunas opciones, para que elijas las que te resulten más significativas, las hagas tuyas y las apliques:

  • Desarrolla y alimenta la empatía por la opinión de los demás.
  • Fomenta la conversación regular y el intercambio de historias personales y vulnerabilidades en su equipo. La comprensión y el respeto se construyen a través de las interacciones del día a día.
  • Invita siempre a buscar diferentes perspectivas. Admite que no lo sabes todo y muestra mentalidad abierta.
  • Acepta los errores con gracia, los propios y ajenos.
  • Dales el beneficio de la duda (a menos que hayan demostrado que no lo merecen).
  • Deja en claro que está bien disentir y debatir.
  • Evita conversaciones que se conviertan en batallas de «tengo razón» y «estás equivocado».
  • No tienes que estar de acuerdo con la creencia de alguien para entenderla y respetarla.

¿Te hacen sentido? ¿Qué piensas? 

 

Ángel Rivero, PhD

Consultor, Coach y Director general

angel@doxaconsultores.com.mx

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Lectura recomendada: «Don’t ban politics at work» de Megan Reitz y John Higgins, en Harvard Business Review (HBR.org) jul 2021.

En colaboración con HBR.