No finjas estar de buenas

Es bastante fácil estar de mal humor en estos días. Puede que estés preocupado por tu salud, por la economía, por las cosas en el mundo, por presiones en tu trabajo o … por todas las anteriores. 

Pero un favor, cuando llegues a la oficina o inicies esa sesión de Zoom, no intentes  «poner cara feliz» simplemente porque «así debe ser». Pensémoslo un poco más.

Claro que no quieres bajar el ánimo en tu equipo ni disturbar a tus compañeros de trabajo. Pero fingir no te beneficia cuando no es real, ni a ti (si aún estás molesto) ni a tus compañeros de trabajo (que probablemente vean tu falta de autenticidad).

Antes que nada, recuerda que es humano ser humano. Luego, trata de cambiar genuinamente tu estado de ánimo y no pretender fingir emociones positivas que siplemente no tienes en ese momento, porque se te nota si no son reales.

Después de una semana larga de hacer malabares entre el trabajo y el cuidado de pareja y los niños, por ejemplo, puedes hacer consciente lo que fue bueno de tu día y lo que te gusta de tu trabajo y, sin negar lo que te inquieta, anclarte en esos aspectos positivos.

Comienza por verbalizar aquello con lo que estás agradecido: «Tengo mucha suerte de tener un trabajo» o de «haberme podido alinear con mi compañero» o «Me llena realmente lo que hago«.

Piensa en los momentos de alegría y satisfacción que eso crea en tus relaciones, dentro del trabajo y en tu casa. 

Muy probablemente, eso te ayudara a hacerte consciente de dónde está el centro que da sentido a tu quehacer y hará que surja una sonrisa verdadera :)