Date chance a ajustar y no saturarte

Seguro que ya has escuchado esto una y otra vez: el exceso de trabajo es malo, para ti y para los demás. Afecta tu productividad y tu salud. Así que date permiso para replantear y ajustar tus empeños. Aunque sea un poco, te servirá.

¿Eres de los que no puede descansar ni el fin de semana? ¿de los qué debes enviar correos electrónicos fuera de horario? ¿de los que no tiene tiempo para sí mismo?

Empieza por desactivar el piloto automático y hacer una pausa para tomar conciencia. ¿Qué historia te estás contando sobre vivir saturado de trabajo? ¿Estás cayendo en el agotamiento (burn out) y no lo puedes frenar? 

Tómate un par de minutos para reflexionar e incluso escribir por qué estás haciendo eso. ¿Qué te motiva? ¿Tienes miedo a quedarte atrás? ¿A perder tu trabajo? ¿A parecer poco comprometido? 

Luego pregúntate: ¿Estos temores están basados en la realidad o en una creencia y es hora de cambiar la narrativa?

Te puede ser muy útil conversarlo con personas a quienes respetas: un amigo, un mentor o un buen colega. Alguien que no solo «te dé por tu lado», sino que pueda ayudarte a hacer una valoración objetiva, que pueda confrontarte y ofrecerte algunas ideas útiles.

Apuesta por lo que importa. Mira cuidadosamente tu carga de trabajo y vuelve a calibrar tu agenda, para dedicar menos tiempo a las tareas que te agotan y más tiempo a las responsabilidades que son valiosas y brindan la mayor alegría.