Crece pero construye cultura

Toda compañía desea crecer. Pero el crecimiento a menudo trae consigo sobresaltos, especialmente cuando se trata de la cultura organizacional.

La cultura se posiciona cada vez más como uno de los diferenciadores que más valoran las nuevas generaciones. No por nada es uno de los factores que aportan al branding de una empresa, como parte del valor percibido. 

La cultura no son frases o ideas bonitas, sino comportamientos concretos que parten de una filosofía y que se aterrizan en un estilo de liderazgo, el tipo de ambiente y relaciones de trabajo, las iniciativas y proyectos, las prácticas de gestión y las capacidades (capabilities) organizacionales, amalgamados por un gran propósito común.

Si tu empresa está creciendo, aquí hay tres formas puntuales para incrementar o mantener sólida la cultura:

• Busca retroalimentación. Si las personas no están felices, no intentes eliminar la molestia que expresan. En su lugar, identifica a los detractores. Dedica tiempo a escucharles, sin mezclar tus propios supuestos. De este modo, puedes obtener más información objetiva y resolver las objeciones.

• Comunica consistentemente. Define líneas de comunicación básicas y cuida que el equipo de primer nivel las integre en sus mensajes y las haga patentes e en cualquier reunión formal y en las juntas de trabajo; que estén visibles en las salas y lugares comunes de reunión, formales e informales.

• Mide la cultura. Es difícil pero no imposible. Utiliza encuestas internas o entrevistas para obtener una línea de base. Descubre por qué la gente disfruta de trabajar en la empresa y qué es lo que valoran. Utiliza esta información para monitorear lo que más importa a los empleados.

Recuerda que la cultura se construye paso a paso, ladrillo por ladrillo. Es un proceso que se da en el tiempo, pero requiere de dos ingredientes: consistencia y coherencia. 

El crecimiento sin el desarrollo de una cultura acaba en decrecimiento.