Construye seguridad emocional en tu equipo

La seguridad es una de las necesidades humanas más básicas (Abraham Maslow) y abarca desde lo físico y la salud, como el trabajo que nos permite un ingreso para una vida estable. De la seguridad depende nuestro balance emocional y, de éste, nuestro desempeño.

Así que tener un entorno seguro de trabajo es fundamental para que las personas dejen salir su máximo potencial. De ahí que los grandes líderes construyen espacios seguros, un ambiente propicio donde el equipo puede lograr en función de lo mejor de cada uno.

Un espacio seguro evita amenazas que, con frecuencia, minan el clima e inhiben el desempeño de un equipo: la amenaza al error, al juicio del jefe o los otros, a las penalizaciones de múltiples tipos por discordar.

Sin seguridad no hay desarrollo. La falta de seguridad impide la confianza y bloquea la comunicación. Sin éstas, resulta imposible opinar libremente sobre lo que se piensa y se siente. La falta de comunicación abierta impide la franqueza, el debate de ideas, no se dan llamadas de atención, no hay retroalimentación honesta y oportuna ni se reta el staus quo; indispensables para el desarrollo.

Para construir espacios seguros en el trabajo, define normas internas para el funcionamiento del equipo; una etiqueta de comportamiento común, que debe ser discutida, consensuada, aceptada por convicción y decretada por el propio equipo.

Las normas deben centrarse en los temas que resultan más sensibles en ese momento para el equipo. Estas normas son dinámicas y van ajustando, dependiendo de la coyuntura por la que atraviesa el proceso de madurez del equipo. ¿Cómo hacerlo?

Paso 1. Abre un diálogo con y entre el equipo, donde establezcas los beneficios de contar con una etiqueta interna de comportamiento, contrastando con ejemplos de lo que sucede en el día-a-día y no desean.

Paso 2. Predica con el ejemplo. Demuestra el tipo de franqueza y honestidad que deseas ver entre ellos: modela. Narra situaciones donde tú mismo has incurrido en algúnos comportamientos no deseados antes de poner ejemplos de los demás.  

Paso 3. Definan prioridades. Todos podrán proponer ejemplos y normas. Hagan una lista con todas, clasifiquenlas y resúmanlas. Quédense con las más significativas y priorícenlas. Elijan no más de 4 ó 5 en total.

Paso 4. Exprésenlas positivamente. Mientras más breves y concisas sean las frases, facilitarán la recordación y estimularán las nuevas conductas. Redáctenlas en forma positiva: en lugar de «No criticar las ideas», mejor «Se vale criticar con propuesta» o «Detrás de un correo va una llamada».

Lo más importante será hacerlas presentes continuamente, repitiéndolas al inicio de las juntas, honrarlas en el diario vivir y haciendo mención de cada vez que alguien del equipo muestra los nuevos comportamientos.