Cómo responder a ¿cuáles son tus debilidades?

Seguramente te habrá sucedido que en una entrevista o en una conversación, alguien te pide que le hables de tus debilidades. Y es probable que te hayas sentido un poco inquieto, sin saber bien a bien qué responder o cómo.

Antes que nada, debes ser auténtico y honesto, pero sin autosabotaje. No hay ser humano que carezca de limitaciones, así que aprende a ver y aceptar con naturalidad tus debilidades como parte de un todo el set de tu personalidad. Una autoestima centrada solo en nuestras fortalezas sería irreal.

Será útil replantear en el concepto «debilidad», viéndolo como una oportunidad o desafío. Inclusive puedes reemplazar la palabra «debilidad» con «reto» o «desafío» en tus respuestas.

Habla primero de las habilidades que sean corregibles mediante capacitación o compromiso, en vez de hablar de rasgos de personalidad. Lo más sencillo es aprender adquiriendo un conocimiento que hoy no tienes. Está bien no saber y está mejor querer remediarlo.

Por ejemplo: si necesitas más experiencia en análisis de datos o pronósticos financieros, o no estás familiarizado con cierto software, siéntete cómodo expresando tu interés por crecer en esa área.

Un ejemplo más amplio de cómo podría sonar esto si unes lo anterior, sería: “Uno de mis retos es mi falta de experiencia profesional con herramientas innovadoras de presentación, como Prezzi o Canva. En el pasado, teníamos especialistas que diseñaban estos materiales especiales, pero no siempre conocen el contenido tan bien como yo. De ahí que una de mis metas este año es aprender estas apps para crear yo mismo mis presentaciones».

Una persona madura conoce y acepta sus fortalezas y debilidades, y lo hace en forma genuina. Ni se ufana ni se avergüenza. Puede hablar con libertad y tranquilidad tanto de sus rasgos positivos como de los que no ayudan en ciertas circunstancias. 

Muchos crecimos en la cultura donde no saber o poder era señalado, y equivocarse era penalizado. Esa cultura permanece en muchos entornos donde nos desenvolvemos. Pero las cosas van cambiando, haciendo cada vez más aceptable lo naturalmente humano.