Tus metas deben ser ¿rígidas o flexibles?

Hay dos formas de ver las metas. Una es flexible, donde la evolución del avance hacia el objetivo va definiendo los siguientes pasos. Otra es rígida, donde hay que establecer acciones específicas a tomar y anticipar claramente los momentos para hacerlo.

Para decidir cuál de estos enfoques debes usar, pregúntate ¿qué tan difícil será cumplir ese objetivo?, ¿qué tan comprometido estás en lograrlo?, ¿qué otros elementos están sobre la mesa?

En situaciones donde el objetivo es relativamente simple de cumplir y estás muy motivado para lograrlo, un enfoque flexible funciona mejor normalmente. Pero en situaciones donde el cambio necesario es difícil y te sientes menos motivado, requieres un enfoque firme. 

Te ayudará tener en cuenta tu propio historial. Si eres alguien que batalla con el seguimiento o simplemente tienes demasiadas prioridades que ponen a competir tu atención, entonces necesitarás un enfoque rígido para perseguir tu meta, para lo cual necesitas una ejecución disciplinada con secuencias de pasos claros y plazos fatales fijos.

Como ves, no hay un camino único. La gestión efectiva nos demanda ampliar nuestra capacidad de reflexión para ser cada vez más conscientes, poder leer los factores en juego y tomar las mejores decisiones dependiendo de cada circunstancia. 

Ángel Rivero