No promovamos incompetentes como líderes

Hay demasiados hombres incompetentes en posiciones de liderazgo en los diferentes ámbitos de la sociedad. En las empresas, esto sucede porque tienden a promover a personas sobre la base del carisma, la confianza y la lealtad, o porque han logrado equis resultados o por simple antigüedad.

Pero las organizaciones modernas han aprendido que, al colocar a cargo a una persona, ésta debe demostrar ante todo competencia en liderazgo, y esto no tiene qué ver con capacidad administrativa o para lograr cosas, sino con la capacidad de entender y dirigir personas. 

Los grandes líderes se caracterizan por tener una dosis de humildad e integridad, competencias que se han hecho indispensables tras las crisis financieras y de ética vividas al arranque de este nuevo siglo.

Los responsables de evaluar a los candidatos a líderes, desde la perspectiva técnica o desde su rol de autoridad, deben saber distinguir entre confianza y competencia, como factor de decisión. Afortunadamente, hoy existen distintas evaluaciones científicamente válidas para medir los distintos rasgos deseados (o no deseados) en sus líderes, que van desde personalidad, estilo de pensamiento o competencias.

También hay herramientas que permiten conocer el estilo específico de liderazgo que una persona tiene. Daniel Goleman desarrolló un modelo derivado de sus investigaciones sobre inteligencia emocional, que distingue entre seis tipos distintos de liderazgo: el coercitivo, orientativo, afiliativo, democrático, ejemplar y formativo. Ninguno de éstos es mejor que otro; su utilidad depende del contexto y propósito en que se usen.

Una práctica útil es pedir a los líderes de la empresa -incluidos los líderes emergentes- que realicen autoevaluaciones y, luego, midan y contrasten sus respuestas con su liderazgo, desempeño y eficacia. Los datos resultantes ayudarán a identificar patrones que caracterizan a los buenos y malos líderes en su empresa.

Por supuesto, una práctica así requerirá tiempo y esfuerzo, y muchas organizaciones no querrán invertir esos recursos. Pero investigar a los potenciales candidatos a puestos de liderazgo ahorrará muchos errores en el futuro.

Para quien desee profundizar, más abajo les dejo la referencia de un artículo completo sobre “Cómo detectar a un líder incompetente”, de Tomas Chamorro-Premuzic. Y, del mismo autor, el libro: “¿Por qué tantos hombres incompetentes se convierten en líderes (Y cómo repararlo)?”, donde a partir de dos poderosas preguntas:

• ¿Por qué es tan fácil para hombres incompetentes convertirse en líderes?
• ¿Por qué es tan difícil para las personas competentes, especialmente para las mujeres competentes, avanzar?

descubre una clara vinculación entre el machismo y los modelos de liderazgo.

Tras décadas de centrar su investigación en el tema, Chamorro-Premuzic señala que, aunque la mayoría de los líderes son hombres, éstos tienen un rendimiento inferior al de las mujeres líderes. Cuando las mujeres competentes, y los hombres que no encajan en el estereotipo, son injustamente ignorados, todos sufrimos las consecuencias.

El resultado es un sistema profundamente defectuoso que recompensa la arrogancia en lugar de la humildad, y el ruido en lugar de la sabiduría. Así que es tiempo de cambiar las cosas, ¿no creen?