Cuando pidas ayuda, sé claro y específico

Pedir ayuda puede ser incómodo, por lo que la mayoría de nosotros lo evitamos o, cuando nos atrevemos, lo hacemos con torpeza. Y esto se explica mucho desde la cultura en donde crecimos.

Pedir ayuda no es bien visto en nuestra cultura, no se asume como normal. Hasta hace pocos años, la sociedad castigaba el no saber o el no poder. En casa y escuela se reforzaba esta persecución y se vaían como deficiencia: ¿Qué, no sabes? ¡No seas burro! Amigos y hermanos se burlaban si no podías hacer algo bien. cuando no saber es el punto de partida para motivar el deseo natural de aprender .

Bastaba no saber cinco cosas para reprobar en el examen, en vez de privilegiar evaluar todo lo que sí se sabía. Sin que nadie lo pretendiera así, el no saber o no poder pasaron a ser sinónimos de incompetencia y se convirtieron en indicador de fracaso; . Y a nadie le gusta sentirse incapaz. Así que crecimos reprimiendo nuestro deseo de aprender o ser apoyados para adquirir nuevas destrezas o conseguir mayores logros.

Paradójicamente, prácticamente nunca podemos llevar adelante un plan completo de trabajo solos. Necesitar ayuda y pedirla es totalmente normal, es inherente al proceso de desarrollo evolutivo. Así que necesitamos reprogramar algunas creencias limitantes acuñadas en nuestra infancia.

Para obtener apoyo de tus colegas, considera estas tres cosas:

• Ten bien claro lo que realmente necesitas. ¿Qué tarea puede hacer la otra persona que te ahorrará una tonelada de tiempo y que ni siquiera requiere de muchas explicaciones? 

• Identifica a la persona adecuada para hacerlo. Elige a quien realmente pueda ayudarte de la manera que necesitas, porque tiene los conocimientos o las habilidades necesarias.

• Haz una petición clara y específica sobre lo que quieres que haga, y cuándo lo requieres. Aquí es donde la mayoría echamos a perder las cosas, pues como nos resulta incómodo pedir ayuda, fácilmente incurrimos en peticiones vagas o ambiguas: «Oye, ¿te gustaría …?», «no sé si podrías» o «si tuvieras tiempo de sobra».

Con un abordaje así, nuestras peticiones se desvirtúan y provocamos reacciones de duda o rechazo. Actuando así ni recibimos ayuda y vivimos con la creencia que los otros no nos ayudan, ahogándonos solos por no saber pedir ayuda correctamente.

Entrénate también en aceptar cualquier ayuda que un colega te ofrezca. Y no olvides dar las gracias.

Ángel Rivero, PhD

Consultor, Coach y Director general