Controla las «muletillas» al hablar

Al hablar, la mayoría decimos palabras como: «este», «umm», «¿me entiendes?», «¿sí?». Son las llamadas muletillas: palabras sin sentido que usamos de relleno y que repetimos una y otra vez: «o sea», «ajá», «para nada», «te lo juro», «y así».

El problema de estas muletas verbales es que no agregan nada al contenido y, por el contrario, causan una mala impresión de la persona que las utiliza, ya que interrumpen el discurso y empobrecen la comunicación. 

No es raro escuchar personas expresarse así: «Íbamos, tipo, en el coche y, tipo, de repente, me dice si tomábamos un café, y yo, tipo, no supe qué decir», particularmente entre las nuevas generaciones que, tras cada dos o tres palabras meten un «tipo», que llega a rayar en franca discapacidad conversacional para profundizar en un tema: «y que agarro y que le digo». 

Las muletillas tienen su funcion: sirven para ganar tiempo y hallar la palabra para alargar una idea. El problema es cuando la persona usa repetida e inconscientemente estas muletillas, la imagen que proyecta es de alguien que no sabe expresarse o de bajo nivel cultural. Quien usa muletillas denota también poca seguridad personal y escaso auto-control, transmite nerviosismo y bajo enfoque.

Las muletas verbales disminuyen tu credibilidad y distraen tu mensaje. Para eliminar o reducir su uso, algo simple y de rápido resultado es reemplazar la muletilla con pausas de silencio. Para iniciar, puedes iniciar así:

• Identifica las palabras de relleno que usas con demasiada frecuencia. Hay tres formas de darse cuenta: observarse, pedir retroalimentación específica de otros o grabándonos al hablar. 

• Luego combínalas con una acción. Por ejemplo, cada vez que te encuentres diciendo «este …», toca tu pierna. Esta combinación palabra-acción te ayudará a estar más consciente de cómo hablas.

• Reemplace las palabras de relleno con una pausa silenciosa. Esta es la parte difícil y, para ello, la práctica es la clave. Cuando notes que una palabra de relleno se va a escapar de tus labios, no la digas. Permanece en silencio por un momento.

• Si se te sale, aprovéchalo para aprender. Al final del día haz un recuento de las ocasiones donde usaste muletillas y visulízate repitiendo la misma frase, pero usando la pausa en sustitución de la muletilla. Verás que esto funciona y, con el tiempo, crearás el hábito de no usar palabras sin sentido.

Ángel Rivero, PhD

Consultor, Coach y Director general