No dejes que tus emociones dañen al equipo

Es normal experimentar emociones negativas en el trabajo: frustración, ira, miedo. Pero cómo manejamos estos sentimientos hace la diferencia tanto para ti mismo como para la moral de tu equipo.

Negar cómo te sientes no ayuda a nadie, y ser totalmente transparente también puede ser contraproducente. Lo que ha probado funcionar mejor en estos casos es reevaluar o reenfocar la situación que te perturba desde una perspectiva más amplia y positiva.

Por ejemplo, si estás frustrado porque un proyecto no está yendo bien, recuerda que hay tiempo para darle un giro y que éste es solo una de varias iniciativas en las que tu equipo trabaja.

No se trata de fingir como que el problema no existe, sino de enmarcar el problema como un reto para el que puedes implementar acciones distintas para superarlo.

Reevaluar puede ayudarte a ver, por ejemplo, que los miembros de tu equipo también se sienten frustrados con el proyecto y que, en lugar de más críticas, necesitan estímulo y perspectiva.

También puedes ejercitarte reevaluando alguna situación de «bajo costo», algo que no sea tan trascendente pero te preparará para hacerlo cuando se presente una situación compleja.